La respiración cambia continuamente con tus emociones.
Cuando estás enfadado, tu respiración es descompasada, asimétrica.
Cuando estás lleno de deseo sexual, tu respiración es casi loca.
Cuando estás calmado y tranquilo, alegre, tu respiración tiene una cualidad musical: tu respiración es casi una canción.
Cuando te sientes en casa en
la existencia, cuando no tienes deseos y te sientes contento, de pronto la
respiración casi se detiene.
Cuando estás en un estado de sobrecogimiento, de asombro, la
respiración se detiene por un momento.
Y esos son los grandes momentos de la vida, porque solo en esos momentos
en los que la respiración casi se
detiene estás en absoluta armonía con la existencia: estás en Dios y Dios está en ti.
Tu experiencia de la
respiración tiene que ser más y más profunda,
escudriñada, observada, vigilada,
analizada.
Date cuenta de cómo cambia tu respiración con tus emociones, y viceversa, cómo cambian tus emociones con tu respiración.