Has acumulado enfado, sexo,
violencia, avaricia... todo tipo de cosas.
Ahora esta acumulación es una locura dentro de ti.
Está allí, dentro de ti.
Si empiezas con una meditación supresora —por ejemplo, la de simplemente sentarse—, estás suprimiendo todo esto, no
estás permitiendo que se libere.
Por eso yo empiezo por una
catarsis.
En primer lugar, saca fuera
lo reprimido.
Cuando eres capaz de
expresar tu enfado, has madurado.
Si estás preparado para expulsarlo todo, si puedes
permitirte expresar la locura, en unos momentos se produce una profunda
limpieza.
De repente estás limpio; vuelves a estar fresco, inocente.
Vuelves a ser un niño.
Ahora, en tu inocencia, es
cuando puedes practicar la meditación sentada —simplemente estar sentado, o tumbado, o cualquier
otra postura— porque ahora ya no hay ningún loco interno que altere tu meditación.
La limpieza debe venir
primero, una catarsis.
De otro modo, con los
ejercicios de respiración, con la
meditación de simplemente sentarse,
practicando asanas o posturas yóguicas, estás suprimiendo algo.
Y ocurre algo muy extraño:
cuando permites que salga todo, la meditación sentada ocurrirá sin más, las asanas ocurrirán sin más.
Serán algo espontáneo.
Empieza con una catarsis y
algo bueno podrá florecer dentro de ti.
Tendrá una cualidad diferente, una belleza diferente,
completamente diferente: será auténtico.
Cuando el silencio viene a
ti, cuando desciende sobre ti, no es algo falso.
No lo has estado cultivando.
Viene a ti, te ocurre.
OSHO